Me enseñaste a confiar en lo extraño,
a cerrar los ojos y ver con el corazón,
me enseñaste a respirar más lento
y a las cosas más locas encontrarle razón.
Aprendí que el frío no es la falta de calor
cada quién se acostumbra a temperaturas,
que un beso no tiene que ser en la boca,
si se da de lejos recorre distancias y alturas.
Vi más de una flor que no crecía en tierra,
le hice más caso de lo que quise en mi corazón
y no solo aprendí de otros acentos
sino que aprendí a escuchar mi propia voz.
