Tuesday, November 2, 2010

Entre temblores y truenos


Iztaru se despertó de su largo sueño, abrió los ojos lentamente  y miro a su alrededor, no entendía bien que había pasado. La brisa fría rozaba su piel morena, débilmente trato de cubrirse con la manta que tenia a su lado. Se trato de levantar, y endeblemente logro dar unos pasos. Sus ojos no podían creer lo que estaba viendo, parecía que se había transportado a otro planeta, o a otra década. Entre más lograba enfocar la vegetación a su alrededor más parecía que crecía ante sus ojos, se sentía mas pequeño que una hormiguita en un matorral, un minúsculo ente en tal inmensidad. El frío comenzó a penetrar su piel y se corrió debajo del árbol donde estaba. El único árbol es esa gran área, permitió que los pequeños rayos de sol calido que comprendían de entre las hojas le  arrancaran el frío de su superficie mientras placenteramente entraban en su piel. Gritó lo mas fuerte que pudo, el ruido que produjo siguió unas cinco veces mas, viajaba rápido ahí, como si no hubiera nada que lo detuviera.
El suelo estaba cubierto de cenizas, piedras grandes se encontraban a lo largo del vasto desierto. No compendia que había pasado ni que hacia ahí. Lo ultimo que recordaba era haber estado profundamente enojado, no recordaba la razón, pero el sentimiento de ardor en su corazón y la furia que hervía en su sangre hacían que los más infames pensamientos llegaran a su mente. Decidió caminar e indagar lo que lo rodeaba, ni un alma se movía, apenas pequeños residuos de lo que pudo haber sido algo flotaban en el aire. El enojo todavía seguía dentro suyo,pero ya poco a poco y lentamente se iba calmando. Al caminar logro ver una pequeña porción en la tierra donde todavía parecía quedar lo que se asimilaba a  una flor. Estaba muriendo a causa de tanta sequedad y ceniza, estaba caída con su tallo gastado. Una lagrima calida resbalo de su mejilla y se poso sobre la flor, esta fue cobrando vida hasta que sus pétalos y hojas quedaron alineados otra vez. Al ver esto Iztarú, fijo su mirada en la flor, esta seguía creciendo y floreciendo, ¿acaso sus lagrimas habían hecho esto?
Istaru pertenecía al cerro, el cerro era parte de el, todo iba cobrando sentido. Sus emociones estaban conectadas con la tierra en la que el caminaba. El cielo se veía mas despejado, la polaridad de sentimientos se podía sentir en el ambiente. La claridad, tranquilidad y libertad que crecía desde adentro de este muchacho se sentía. La furia estaba ya adentro, enterrada y guardada. El siguió caminando, el cerro que el conocía ya no era el mismo.  Un volcán se había formado, su furia había sido tanta que penetro la tierra haciendo que este eructara toda la irritación y furia. El no sabia que hacer, estaba poniendo en peligro a los seres alrededor suyo. Caminó a lo largo del gran cráter, analizando cada paso y sentimiento de su cuerpo. Una brisa fuerte comenzó a soplar y trajo tranquilidad y claridad a sus pensamiento, extendió los brazos y lentamente su cuerpo se fue desintegrando, el esperando poder mantener la calma infinita . Cada molécula de su cuerpo se fue convirtiendo el las hojas, piedras, polvo y aire de lo que ahora era un volcán. La paz se sentía, l brisa había pasado, nada se movía, ahora solo quedaba esperar a la próxima vez que Istarú se convirtiera en el cerro de temblores y truenos.

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